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14 mar 2022

Los silos, ¿debe de volver el cereal a ser monopolio del Estado?.

por Justi

Los silos modernos nacen 1843, cuando Joseph Dart inventa el elevador vertical, de esta forma el grano puede cargarse hasta las partes superiores de los almacenes. 

La guerra civil y la posterior posguerra evidencian un problema, dar de comer a toda la población. Para ello se decide por parte del gobierno de la dictadura comprar todo el grano que se cosecha en España. Esto hace que se tengan que construir silos y almacenes por toda España para guardar todo el cereal comprado por el estado al precio que el estado estipulaba. 

Estos silos reservaban una parte del trigo comprado para posibles desabastecimientos. El servicio nacional controlaba el precio del trigo, también controlaba toda la importación y exportación, así como la selección y venta de semillas.

El monopolio del trigo, que marcaba el precio y centralizaba la producción llegó hasta 1984. El agricultor veía que su producción y precio estaba siempre marcada por el estado y querían ir a un mercado libre que permitirá juego de venta y demanda consiguiendo mejores precios.

Esta demanda de sindicatos agrarios, de agricultores y la entrada en la Comunidad Económica Europea hace que en 1984 finalice el monopolio y con la finalización del mismo finaliza la necesidad de mantener más de 800 silos que había por toda España. Estos silos podían albergar 2,5 millones de toneladas. Harían falta cuatro veces más silos para el total de la cosecha anual de España y 6 veces más para regular las importaciones. Quedan unos 150 a disposición del estado y comunidades autónomas para situaciones extraordinaria, que sin duda, serán usados en caso de extrema necesidad.

España produce unos 7 millones de toneladas de trigo y consumimos unos 11 millones de toneladas. Tenemos que importar, por tanto, unos 4 millones de toneladas anuales. 

Quienes ahora dicen que los silos deberían estar llenos para evitar hambrunas, puede que lleven razón, pero ¿Cuánto costaría esa política de conservación, mantenimiento y de regulación? Seguramente en otra época distinta, de menos miedos, todos pensaríamos distinto.

Y otra cuestión, ¿está dispuesto el agricultor a depender de un monopolio nacional que marque el precio del trigo? En 1984 fueron los propios agricultor quienes solicitaron el libre mercado para poder conseguir precio, y aún así ya vemos que no es fácil conseguir precio razonable, menos seria en un monopolio estatal. Los acuerdos internacionales de compra y venta tampoco harían posible el control estatal de precios del trigo importado o exportado.

Muchas veces no somos capaces de vender y comprar en nuestra cooperativa, que es de todos, y vendemos a quien más nos paga perjudicando a nuestra propia entidad, y luego filosofamos sobre lo que debería de permanecer abierto sin indagar más sobre ello, así a bote pronto.