Justi Muñoz 15 abril 32 días de confinamiento
Es evidente que la descentralización de la sanidad pone el deber y el derecho de gestión en cada Comunidad Autónoma.
Es información y no opinión que el decreto de alarma no resta competencias a las Comunidades, al revés protege derechos y permite intervenir en residencias privadas, por ejemplo. No limita para que cada CCAA siga comprando, al tiempo que el gobierno se suma a las compras, pero no sustituye a estás.
Es información y no opinión, que para poder sumar el gobierno casos, fallecidos o altas, es necesario que cada Comunidad mandé los datos al central.
Es información y no opinión que la comunidad de Madrid con 6,6 millones de habitantes tiene la tasa más alta de infestados y de mortandad de España, será por su aeropuerto, será por sus habitantes km cuadrados, será por lo que sea pero tiene la tasa más alta.
Si regresamos al 6 y 7 de marzo, la información contrastada de juristas nos dice que era imposible adoptar, por parte del gobierno o de cualquier comunidad autónoma, la decisión de suspender actos, reuniones, mítines, etc que están amparados en nuestra Constitución y que para hacerlo habría que decretar el estado de alarma, excesivo a todas luces en aquel momento, al menos con la información de esos días, prueba de ello es que nadie lo propuso. España ha sido el país que ha decretado el confinamiento con menos casos de ingresos por coronavirus.
Surgen muchas preguntas sobre el proceso, sobre posibles responsabilidades, si estás son más del gobierno o de las comunidades; sobre cómo hemos permitido desde hace años que se deteriore nuestra sanidad pública, sobre si privatizar conviene o no; sobre la cantidad de bulos y su intención; o sobre la cantidad de entendidos en epidemias, catástrofes, o coronavirus, aún cuando muchos no sepan la diferencia entre virus y bacterias; opinan sobre la curva logarítmica de incremento de infectados o de muertes, como si fuesen experimentados matemáticos.
Todas las preguntas que surgen y surgirán han de tener respuesta para avanzar en democracia, en lo social, en lo económico y también en garantizar en el futuro nuestra salud.
En mi opinión, se puede y se debe avanzar en la búsqueda del problema o problemas, en la búsqueda de negligencias y responsabilidades sin alarmar a la población, sin generar forofismo ni odios.
Mientras en las decisiones del día a día de esta pandemia las personas que toman decisiones lo hacen bajo la presión de la rapidez de la desbordante situación y del desconocimiento de situaciones parecidas; quienes provocan odios, bulos, nerviosismo y caos sobre todo en enfermos y mayores sí que saben lo que hacen y sus consecuencias en la población. Estos últimos causan dolor a sabiendas, y ayudan poco o nada en la solución.
Ya sean políticos de cualquier partido, sean trabajadores, parados o empresarios, la sociedad puede perdonar a quien se equivoca intentando proteger y hacer el bien común, pero jamás se debe de perdonar a quienes causan un daño tan enorme creandolo desde despachos, pagando su publicidad y contando con que la ignorancia de muchos lo difundirán.
La política es el arte de gobernar la sociedad. Aquellas personas que usan la política para su lucro personal y generan el mal, el rencor y se envuelven en la bandera de España, símbolo de tod@s, manchandola con su uso ilícito, para lograrlo, son detestables. La sociedad y la justicia debe de hacerles pagar el daño que causan a la patria, a la bandera, y sobre todo a la ciudadanía, tanto individual como colectivamente.
Nuestras personas mayores y dependientes necesitan sosiego, tranquilidad e ilusión. Por respeto a todas estas personas, pido sentido común, menos desinformación malévola, menos política falsa y más tender las manos, más abrazos y besos.
Buen día para tod@s, muy especialmente para quienes trabajan por y para cuidarnos.