Hemos pasado en muy pocos meses de un modelo de apoyo a las personas para generar un estado de igualdad a un modelo donde cada persona vale en función del dinero que tiene.
De un modelo educativo de escuela pública para tod@s estamos pasando al modelo de quien tiene recursos estudia y quien no tiene recursos no tiene posibilidades tenga o no capacidad.
El modelo de sanidad pública, muy valorado, se esta desmantelando hacia una sanidad con gestión privada donde lógicamente no tendrá valor el enfermo, ni la enfermedad, tan solo tendrá valor el beneficio final de la empresa gestora.
Una ley de dependencia que garantiza a todas las personas con capacidades distintas una atención personal y un acompañamiento está pasando a un servicio recaudatorio donde para ser revisado/a primero hay que pagar.
Los programas de ayuda domicilio, de igualdad y tantos otros han quedado desmantelados o cercenados de tal manera que la ayuda a la ciudadanía ya no existe o existe con tales carencias que no hace la función de acompañamiento para la que fue legislada.
La sensibilidad de la izquierda por el empleo y por la protección a la ciudadanía cuando se carece, ahora se ha transformado en trasladar a las personas afectadas el miedo hacia que todo puede ser aun peor como si las clases medias y bajas fuesen culpables de la crisis y se pretende que sean estas clases medias las que resuelvan los problemas de esta Europa insolidaria.
En los municipios que gobierna la izquierda, aun cuando existen muchos problemas, existe un equipo de hombres y mujeres que se preocupan por sus vecinos/as y prestan una atención política a las clases más desfavorecidas que muchas veces no puede ir mas allá de escuchar y buscar pequeñas soluciones para el día día. En donde no gobernamos es el grupo socialista y la agrupación del PSOE quienes tienen que prestar esa atención de cercanía tan importante en estos momentos.
No todas las personas hacen política de la misma manera, ni los partidos políticos son todos iguales. Por eso la izquierda, y el PSOE como parte importante de ella, tiene que hacer una reflexión rápida y urgente que recomponga las estructuras y ponga de forma clara las ideas para que la cercanía a las personas sea cada vez mayor y con más posibilidades de solucionar sus problemas.
Si la cercanía es lo que perseguimos parece evidente que tenemos que reforzar las dos instancias más cercanas a pueblo, las entidades locales y las agrupaciones locales. Siguiendo esta filosofía parece lógico apostar y redoblar esfuerzos en retomar la concepción política que este partido tenia en el inicio de la democracia y poner en primera linea de la consideración política y publica a la administración local. El PSOE ha sido un partido municipalista y tiene que reafirmar esa idea. Para que esto suceda hay que trabajar por un estatuto de las entidades locales que defina obligaciones y derechos de las mismas y dote a las mismas de una financiación estable.
Tenemos que apostar decididamente por un modelo político de abajo arriba donde las propuestas de la sociedad recogidas por el partido o por las instituciones locales se vean reflejadas en las tomas de decisiones de las administraciones superiores.
Es necesario el uso de la comarca como entidad territorial de actuación tanto política como administrativa generando espacios y grupos de desarrollo que analicen y conozcan el capital humano, los recursos endogenos, y el resto de recursos territoriales para promover politicas redistributivas para garantizar a la ciudadanía la igualdad de servicios.
Este modelo participativo comarcal tiene que formar parte del modelo de partido contando con grupos de trabajo comarcales, no solo de personas afiliadas, que propongan, ayuden y desarrollen políticamente su zona.
La interacción de la izquierda en un momento como el actual creo que es fundamental, más que el partido lo necesario es dar solución a la sociedad, a la familia, a la persona y eso solo se puede hacer desde la izquierda y cuanto más nexos de conexión existan más fácil es luchar por un modelo social, participativo que equilibre las desigualdades y evitando en lo posible que los gobiernos de derechas desmantelen lo conseguido en años de trabajo de los partidos de izquierdas, sindicatos y sociedad en general.
Por tanto cercanía, unidad, ideas y trabajo para un nuevo modelo de partido.