Justi Muñoz 23 marzo 2020 9º dia de confinamiento
Menos mal que este virus nos ha pillado con una sanidad pública de calidad, debilitada por ciertas decisiones, pero de calidad.
Las personas que hacen política no son distintos a la mayoría de votantes a las que representa, más bien están hechas a su imagen y semejanza. Las hay buenas, malas y regulares, como en cada colectivo de este país, de este mundo.
Las ideas políticas no hacen buena o mala a ninguna persona, tan solo significan las prioridades sociales y económicas de la política sobre las personas. Unas ideas marcan lo social sobre lo económico, el libre mercado, la intervención de los gobiernos en la economía, las garantías de la persona por el simple hecho de serlo, la libertad e igualdad, o la cooperación con otros países o personas con problemas. Estas y otras cuestiones marcan la ideología política. Aun así, no diremos que quien defiende una u otra idea es mejor o peor, puede defenderla desde la falsedad, por altruismo, por generosidad, por negocio, … También puede enriquecerse con su puesto, mostrarse pasiva y no hacer nada, o ser una persona muy trabajadora y defender a quienes representa, en esto tampoco difiere una persona política a cualquier otra actividad.
La política es el arte de gestionar las mejoras de una sociedad, ya sea estado, ciudad o pueblo. Y ese es un aspecto fundamental de cualquier sociedad, es la gestión política quien ha de asegurar dotar de medidas para conseguir los fines que nuestra Constitución nos marca. Y es la ciudadanía la garantes para que sus políticos lo hagan bien. Y, aun no siendo obligatorio, es esencial la participación política y social de la gente.
Las mejoras de una sociedad van avanzando a un ritmo mayor o menor, en función de las decisiones políticas de cada momento.
La sanidad publica en España, por ejemplo, es una decisión política y su financiación, mejoras o recortes también, al igual son decisiones políticas la formación y contratación de las personas que en ella trabajan, al igual que lo es del nivel científico del país. Becas y ayudas, público o privado, contrataciones o despidos, son decisiones políticas.
Es evidente que las personas que trabajan en política son fundamentales, deciden que un hospital este abierto o cerrado, deciden que sea público o privado, deciden que la financiación sea con más o menos millones de euros, deciden si apoyan la ciencia o no, todo decisiones políticas. Y además, muchas tomadas en las Comunidades Autónomas, por tener delegadas las competencias.
Resulta también evidente, que un país no puede protegerse contra toda posible catástrofe, no se puede hacer acopio de material por si hay un terremoto, maremoto, pandemia, o tsunami, si que hay que tener protocolos de actuación y fortalecer nuestro sistema público de salud, nuestra sanidad pública. Pero el mayor protocolo es dotarla cada año de recursos humanos, hospitales y de la maquinaria necesaria para hacerla fuerte. Cuando suceda una calamidad, seguramente desbordará todo lo previsto, pero la sanidad pública: políticos y sanitarios, harán posible que podamos resistir en unas condiciones no deseables, pero si asumibles y entre todos revertir la situación.
Para una buena sanidad hacen falta recursos, impuestos, y por eso quienes defienden la sanidad pública también defienden, normalmente, que sea solidaria su financiación. Es decir, quienes más tienen más aportan para que toda persona pueda usar la sanidad cuando la necesite.
Ernest LLuch fue el padre de la ley general de sanidad, aprobada en 1986 en el congreso por políticos, y que sentó las bases de la sanidad pública.
Otras personas de la política quieren un modelo distinto de sanidad, y así, por ejemplo, el PP de Cospedal defendió durante su gestión en Castilla La Mancha un sistema sanitario recortado, con miles de camas cerradas, con privatizaciones externas de servicios e intento de privatización de hospitales, como el de Villarrobledo. Miles de despidos de sanitarios, subida de tasas para entrar en la universidad o paralización de las obras de los hospitales de Toledo, Cuenca y Albacete, avalan su gestión. Es un modelo distinto, muy distinto al de la sanidad pública, cada cual que decida si es o no el que queremos. El modelo Cospedal antepone el beneficio privado de la gestión a la gestión de lo público para beneficio de todas.
Hoy a toda persona a la que se le pregunte, seguramente, estará dispuesta a dar un dos o tres por ciento de sus ingresos para la sanidad pública, y también que pague más quien más ingresos tiene. Pero hace un año también pensábamos tod@s lo mismo?
Para finalizar y resumiendo:
• Nuestra sanidad pública es una de las mejores del mundo y ha sido, es y será responsabilidad política y ciudadana que lo siga siendo, que mejore o se privatice, según se decida por unas políticas u otras.
• Después de esta pandemia debemos analizar errores cometidos, mejoras aconsejables y nuevas directrices nacionales y europeas para la lucha ante posibles desastres.
• Potenciar una educación social y de prevención.
• Poner en valor a las profesionales sanitarias, también poner en valor la importancia del resto de la sociedad ante cualquier problema de esta magnitud, transporte, agricultura, servicios, ejercito, seguridad, …
• Unidad de todas las personas frente al problema, sin difuminarse, sin perder nuestra fuerza con luchas políticas o de otra índole, innecesarias en el momento. Las personas políticas, técnicas o científicas a las que toca dirigir y decidir han de contar y sentir el apoyo de tod@s. Al igual que han de sentirlo nuestras personas sanitarias y demás profesionales, fortaleciendo el ánimo, también fundamental en estos momentos.
Este es un escrito con pretensión de reflexión por la parte lectora, para que está analice, reflexione y forme su propia opinión.
Y recordad que las decisiones sobre "hacia donde vaya nuestra sanidad" será tomado por personas que hacen política.
Es evidente que la política ha de mejorar para merecer más confianza de la gente, pero ni todas las personas son iguales, ni tod@s l@s polític@s lo son.
Es evidente que la política ha de mejorar para merecer más confianza de la gente, pero ni todas las personas son iguales, ni tod@s l@s polític@s lo son.
Menos mal que este virus nos ha pillado con una sanidad pública de calidad
* Aplaudo el trabajo que está haciendo, sobre todo, nuestro personal sanitario, en unas condiciones al límite. Por ello pido a tod@s que no salgan de sus casas, salvo causas compatible con el decreto.